Reducir las emisiones de metano un 45% en 10 años es factible y crucial para frenar el cambio climático
Un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), del cual nos hacemos eco en esta oportunidad, hace énfasis en la factibilidad de reducir las emisiones de metano un 45% para evitar el aumento de la temperatura en la tierra y cumplir con el Acuerdo de París.
El informe corresponde a la “Evaluación global del metano” publicada en conjunto con la Coalición Clima y Aire Limpio (CCAC). Ésta, asegura que las reducciones evitarían casi 0,3°C de calentamiento global para 2045, lo que contribuye a cumplir con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C.
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Contaminación del metano: una agenda pendiente
El metano representa casi una quinta parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, su análisis y control no ha sido tan importante como la del dióxido de carbono. A pesar de ello, el metano es un ingrediente clave en la formación de ozono a nivel del suelo (smog), un poderoso agente climático y un peligroso contaminante del aire.
Esto significa que la calidad de nuestro aire está estrechamente relacionada a nuestro manejo del metano y su concentración.
En este sentido, se estima que el metano es responsable por 260.000 muertes prematuras, 775.000 visitas a los hospitales relacionadas con el asma, 73.000 millones de horas de mano de obra perdidas por calor extremo y 25 millones de toneladas de pérdidas de cultivos al año.
Sin embargo, el hidrocarburo en cuestión forma parte de los tres rubros principales de producción: combustibles fósiles, desechos y agricultura. Esto significa que reducirlo implica hacer modificaciones de control y monitoreo a nivel gubernamental.
“Reducir el metano es la vía más eficaz que tenemos para frenar el cambio climático durante los próximos 25 años y complementa los esfuerzos necesarios para reducir el dióxido de carbono. Los beneficios para la sociedad, las economías y el medio ambiente son numerosos y superan con creces el costo. La cooperación internacional es indispensable para reducir las emisiones de metano lo más posible en esta década”
Inger Andersen, directora ejecutiva de la agencia de la ONU
Combustibles, basura y agricultura, principales responsables
Actualmente, las cifras del sector agrícola resultan preocupantes ya que representa 32% de las emisiones de este gas. Una fuente proveniente del estiércol y la fermentación entérica de las granjas de alimentos. Asimismo, la producción de arroz por su cuenta representa el 8%.
A este dato le siguen de cerca el procesamiento y distribución de combustibles fósiles y el maneja de residuos, que representan 23% y 20% respectivamente.
Por último, la minería del carbón representa el 12% de las emisiones. Un dato alarmante para las economías que asocian su crecimiento a la quema de este combustible, como India y China.
Soluciones para controlar las emisiones de metano
La buena noticia, a pesar de los datos del reporte, es que controlar las emisiones de metano es factible.
En primer lugar, las emisiones provenientes de la industria del combustible se deben a fugas en la infraestructura de transporte y procesamiento. En este sentido, el informe detalla la necesidad de monitoreo y radiografías a los oleoductos y gasoductos para controlar su funcionamiento.
Adicionalmente, el manejo de la agricultura ha visto innovaciones sostenibles en los últimos años. Esto lleva a pensar en la posibilidad de implementar nuevos métodos avanzados, como uso de pesticidas modernos, manejo del estiércol y control de los residuos.
Asimismo, el informe aboga por el abandono progresivo de la quema de carbón, que marcó gran parte de los avances en sostenibilidad de la década pasada.
Estas medidas representan, de acuerdo a la ONU, unas reducciones posibles del 30% en diez años, a las cuales se les podría sumar un 15% adicional por el uso de energías renovables y materiales reciclables.
“Para lograr los objetivos climáticos globales, debemos reducir las emisiones de metano y, al mismo tiempo, reducir urgentemente las emisiones de dióxido de carbono. La buena noticia es que la mayoría de las acciones necesarias no solo aportan beneficios climáticos, sino también beneficios económicos y de salud, y toda la tecnología necesaria ya está disponible”
Drew Shindell, director de la evaluación de la Coalición Clima y Aire Limpio
Redacción | José Luis Álvarez Escontrela