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La ONU adopta el primer Tratado de Alta Mar para gobernar y proteger las aguas internacionales

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptaron ayer el primer tratado internacional jurídicamente vinculante que regula la alta mar, conocido como el Tratado sobre la Biodiversidad fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ, por sus siglas en inglés).

Es ampliamente conocido como el Tratado de Alta Mar, y la medida aprobada por los 193 estados miembros de la ONU impone normas destinadas a proteger el medio ambiente y evitar disputas sobre los recursos naturales, el transporte marítimo y otros asuntos en aguas fuera de la jurisdicción nacional de cualquier país.

Hasta ahora, nunca había existido una ley internacional que regulara la alta mar, por lo que muchas personas y organizaciones esperan que la adopción de la medida por parte de la ONU marque un claro punto de inflexión para vastas extensiones del planeta donde los esfuerzos de conservación han luchado durante mucho tiempo contra la exploración, sobrepesca, prospección petrolífera y minería de aguas profundas.

«Ustedes cumplieron, y lo hicieron en un momento crítico», dijo el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, a los países miembros tras la adopción del tratado.

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Puntos clave

Según la publicación de la ONU, estos serían los cinco puntos fundamentales de por qué el tratado es vital para el mundo:

Nueva protección más allá de las fronteras

Si bien los países son responsables de la conservación y el uso sostenible de los cursos de agua bajo su jurisdicción nacional, el alta mar cuenta ahora con una protección añadida frente a tendencias destructivas como la contaminación y las actividades pesqueras insostenibles.

El nuevo acuerdo contiene 75 artículos cuyo objetivo es proteger, cuidar y garantizar el uso responsable del medio marino, mantener la integridad de los ecosistemas oceánicos y conservar el valor inherente de la diversidad biológica marina.

Océanos más limpios

Productos químicos tóxicos y millones de toneladas de residuos plásticos inundan los ecosistemas costeros, matando o hiriendo a peces, tortugas marinas, aves marinas y mamíferos marinos, e introduciéndose en la cadena alimentaria para acabar siendo consumidos por los seres humanos.

Más de 17 millones de toneladas métricas de plástico entraron en los océanos del mundo en 2021, lo que representa el 85% de los desechos marinos, y se espera que las proyecciones se dupliquen o tripliquen cada año hasta 2040, según el último informe sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Según estimaciones de la ONU, en 2050 podría haber más plástico en el mar que peces si no se toman medidas.

El tratado pretende reforzar la capacidad de recuperación y contiene disposiciones basadas en el principio de «quien contamina paga», así como mecanismos de resolución de conflictos.

Gestión sostenible de las poblaciones de peces

Más de un tercio de las poblaciones mundiales de peces están sobreexplotadas, según la ONU. El tratado subraya la importancia de la creación de capacidad y la transferencia de tecnología marina, incluido el desarrollo y fortalecimiento de la capacidad institucional, y los marcos o mecanismos reguladores nacionales.

Esto incluye aumentar la colaboración entre las organizaciones de mares regionales y las organizaciones regionales de gestión de la pesca.

Descenso de las temperaturas

El calentamiento global está elevando la temperatura de los océanos a nuevos niveles, provocando tormentas más frecuentes e intensas, la subida del nivel del mar y la salinización de las tierras costeras y los acuíferos.

Para hacer frente a estas preocupaciones urgentes, el tratado ofrece orientación, entre otras cosas mediante un enfoque integrado de la gestión de los océanos que aumente la resiliencia de los ecosistemas para hacer frente a los efectos adversos del cambio climático y la acidificación de los océanos, y mantenga y restaure la integridad de los ecosistemas, incluidos los servicios del ciclo del carbono.

Las disposiciones del Tratado también reconocen los derechos y los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y las comunidades locales, la libertad de investigación científica y la necesidad de un reparto justo y equitativo de los beneficios.

Vital para hacer realidad la Agenda 2030

El nuevo acuerdo «es fundamental para hacer frente a las amenazas a las que se enfrenta el océano, y para el éxito de los objetivos y metas relacionados con los océanos, incluida la Agenda 2030, dijo el lunes el jefe de la ONU.

Algunos de los objetivos y metas incluyen el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14, que pretende, entre otras cosas, prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo para 2025, y poner fin a la sobrepesca mediante planes de gestión basados en la ciencia, con el fin de restaurar las poblaciones de peces en el menor tiempo posible.

El nuevo acuerdo permitirá el establecimiento de herramientas de gestión por zonas, incluidas las áreas marinas protegidas, para conservar y gestionar de forma sostenible hábitats y especies vitales en alta mar y en la zona internacional de los fondos marinos.

El tratado también tiene en cuenta las circunstancias especiales a las que se enfrentan los pequeños Estados insulares y los países en desarrollo sin litoral.

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