El sargazo y por qué es una amenaza para el ecosistema
El ecosistema oceánico enfrenta varios problemas y amenazas que ponen en peligro su estabilidad, entre ellas está el sargazo (Sargassum), una planta marina que forma grandes masas flotantes en la superficie del océano, ubicada en aguas tropicales y subtropicales, especialmente en el Atlántico Norte.
Durante los últimos años, su presencia se ha vuelto más frecuente y problemática, a pesar de figurar como esencial para los ecosistemas marinos de altamar al proporcionar refugio y alimento a diversas especies marinas. Entonces, ¿por qué es una amenaza? Cuando el sargazo se acumula en grandes cantidades genera efectos negativos en el ecosistema.
Su proliferación excesiva afecta la calidad del agua y la cantidad de oxígeno disponible para las especies marinas. Cuando el sargazo se descompone, consume oxígeno, derivando en la formación de zonas hipóxicas o anóxicas, donde la vida no puede sobrevivir.
Además, el exceso de esta planta genera masas que cubren los corales, evitando que reciban luz, y por ende, derivan en su muerte, e incluso obstruyen los motores de las embarcaciones, causando problemas para la navegación y la pesca.
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Fenómeno creciente
Otro problema asociado con el sargazo es que puede actuar como un transporte para organismos invasores tras desprenderse y flotar por el océano, llevando a especies marinas que no son nativas de la zona. Las consecuencias son graves si se toma en cuenta que pueden competir contra especies nativas, alterando el equilibrio ecológico.
Ni hablar de las consecuencias para el turismo, pues las personas se privan de visitar playas sucias, incidiendo en la economía de las zonas costeras, que viven de esta práctica.
Justamente, en el Caribe (Belice, Honduras, Jamaica, Cuba, México, República Dominicana, Barbados, San Andrés, Guadalupe y Martinica) se ha transformado en un auténtico problema.
A todo esto, su creciente reproducción y propagación se le atribuye, en parte, al cambio climático a raíz de las variables de las corrientes oceánicas causadas por el derretimiento de polos, glaciares o el exceso de fertilización de nutrientes en el mar.
Adicionalmente, la descarga de desechos industriales y agrícolas en los grandes ríos de América del Sur ha colaborado en su reproducción excesiva que derivó en el «nacimiento» del Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico ecuatorial (GASB), reservorio de macroalgas más grande que el original.