Pandemia por COVID-19 ha provocado 87 mil toneladas extras de residuos en todo el mundo

El COVID-19, virus que ha dejado más de 5 millones de muertes en el mundo según Statista, no solo ha dejado vidas que lamentar, sino también un gran impacto negativo en el medio ambiente.

Considerando que cada año se recolecta en todo el planeta una cantidad estimada de 11.200 millones de toneladas de residuos sólidos, según cifras de Naciones Unidas, desde el inicio de la pandemia se han generado unas 87 mil toneladas adicionales de desechos en equipos de protección.

Ante este panorama, la Organización Mundial Salud (OMS) expresó su preocupación, puesto que estas cantidades de basura amenazan el bienestar humano y medioambiental, poniendo de manifiesto la necesidad de mejorar las prácticas de gestión del material contaminante.

De acuerdo con las cifras del organismo publicadas en un informe de 71 páginas, se han repartido más de 140 millones de kits de test para coronavirus, lo que podría generar 2.600 toneladas de desechos plásticos no infecciosos, y 731 mil litros de residuos químicos. El informe subraya que cerca del 97 % de los residuos plásticos de las pruebas se incineran.

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Además, las primeras ocho billones de dosis de la vacuna administradas en todo el mundo produjeron 143 toneladas de basura, entre jeringas, agujas y cajas de seguridad. En este aspecto en particular, la OMS no recomienda el uso de guantes para la administración de vacunas anticovid, pero el informe apunta que esto es una práctica común.

Insumos suficientes y seguros

Para el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, Michael Ryan, es crucial proporcionar a los trabajadores de la salud equipos adecuados, pero considera aún más esencial garantizar que estos puedan utilizarse de forma segura, sin tener un impacto en el entorno cercano.

Ante esta situación, los recintos sanitarios deben contar con sistemas de gestión eficaces in situ, incluidas orientaciones para el personal médico sobre qué hacer con los materiales y productos de salud esenciales una vez los hayan utilizado.

Entre las recomendaciones que presenta la publicación se encuentran soluciones prácticas como un uso más racional de los equipos, usar menos envases, desarrollar materiales reutilizables, usar insumos fabricados con materiales biodegradables, invertir en tratamientos de basuras que no impliquen la incineración.

Cabe destacar que aproximadamente una tercera parte de los establecimientos de atención de salud no están equipados para manejar las cargas de residuos existentes, y mucho menos los desechos médicos adicionales generados por la COVID-19.

Ante esta realidad, la OMS advierte que la mala manipulación de materiales puede exponer a los trabajadores de la salud a lesiones, a quemaduras y a microorganismos patógenos, además de afectar a las comunidades que viven cerca de vertederos y lugares de eliminación de desechos deficientemente gestionados.

Redacción I Jhonattan González

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