¿Envases biodegradables con semillas de aguacate? Biofase lo hace posible

Partiendo del hecho de que en México la industria restaurantera desecha unas 300 mil toneladas de semillas de aguacate al año, la compañía Biofase se las ha ingeniado para hacer de este recurso, una serie de productos reciclables y biodegradables tales como cubiertos y contenedores biobasados, que son completamente amigables con el medioambiente.  
 
Nacida en el 2012 en México, Biofase fue creada como resultado de años de investigación en el área de bioplásticos y gracias a su éxito ha podido exportar sus productos a 26 países, incluyendo gran parte de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa, Emiratos Árabes y Corea del Sur.  
 
Sus productos son fabricados con un 60% de biopolímeros de semilla de aguacate y 40% compuestos orgánicos sintéticos, fórmula que permite que sus cuchillos, cucharillas, tenedores, platos y contenedores de alimentos puedan ser lavados en al menos 50 oportunidades, según la marca.

Antes de ser desechadas, la empresa entra en acción y recupera las semillas de aguacate provenientes de decenas de restaurantes y aquellas empresas dedicadas a hacer salsa de guacamole.  
 
Los popotes también forman parte de la gama de productos de Biofase, y en compañía de los demás, pueden ser conseguidos en restaurantes, hoteles y cadenas de supermercados. Al adquirirlos, estarás reduciendo la contaminación plástica.  

¿Dónde empieza la magia?

Todo inicia desde la siempre del aguacate. Mientras el árbol del aguacate crece, absorbe CO2 de la atmósfera para desarrollar sus tejidos a través de un proceso conocido como “bonificación de carbono”.  
 
La tecnología entra en acción cuando la simiente entra en fase de producción. Como resultado, se obtiene resina de bioplástico, es decir, la materia prima de moldes de diferentes productos que de descomponen de manera natural y regresan a la naturaleza posterior a su uso.  

Algunos productos de Biofase.

Así surgió la idea

Fue durante el segundo semestre de estudios cuando el CEO de Biofase, el Ingeniero Scott Munguia caminaba por la biblioteca de su universidad y repentinamente se topó con un artículo pegado en un pizarrón que explicaba la producción del bioplástico.  
 
Luego de estudiar la molécula con que se fabricaba el material, recordó que hace algunas semanas había leído que una molécula similar se encontraba en la semilla del aguacate. Teniendo esto en cuenta, llegó a la conclusión que con el desecho del fruto en cuestión podía hacer bioplástico con él. 
 
Después de un año de múltiples estudios en la universidad, Munguia cumplió su objetivo y logró crear un poco de bioplástico a partir de lo que es el desecho de decenas de industrias. 

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Redacción | Osward Rubio

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