Neutralidad en carbono y cero emisiones: ¿Es lo mismo?
La crisis climática actual ha generado una mayor conciencia sobre la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para evitar las consecuencias devastadoras del cambio climático.
En este contexto, dos términos que se han vuelto muy populares son neutralidad en carbono y cero emisiones, y aunque están relacionados, existen algunas diferencias clave entre ellos.
La neutralidad de carbono se refiere a la igualdad entre las emisiones de GEI producidas y las eliminadas de la atmósfera. Esto se logra mediante la reducción de las emisiones y la compensación de las restantes mediante la inversión en proyectos de absorción o eliminación de carbono, los cuales pueden ser la plantación de árboles o el uso de tecnologías de captura de CO2.
Es importante destacar que la compensación de emisiones debe ser realizada a través de proyectos verificables y sostenibles.
Por otro lado, las cero emisiones se refieren a la eliminación total de la producción de GEI en un proceso o actividad específica. Se puede llegar a ellas a través del uso de tecnologías y prácticas que no emiten GEI (energía renovable, eficiencia energética y electrificación, entre otras).
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Importancia
Cabe destacar que la eliminación completa de las emisiones de GEI es una meta más ambiciosa que la neutralidad de carbono, dado que no se compensan las emisiones restantes.
Aunque, la neutralidad y las emisiones cero son objetivos diferentes, ambos son importantes para abordar la crisis climática.
La neutralidad de carbono puede ser un primer paso hacia la reducción de las emisiones de GEI y la transición hacia un futuro de emisiones cero, mientras que la compensación por medio de proyectos de absorción figura como forma efectiva de reducir emisiones a corto plazo.
Por otro lado, la eliminación completa de las emisiones de GEI es necesaria para alcanzar los objetivos climáticos más ambiciosos y evitar los peores impactos del cambio climático.
Ante ello, las tecnologías de cero emisiones son cada vez más accesibles y rentables, donde su implementación debe ser una prioridad para reducir las emisiones a largo plazo.