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Nuevos datos aéreos marcan la reducción de las cordilleras de presión del Ártico

En todo el Ártico, el hielo multianual se derrite cada vez más, reduciendo drásticamente la frecuencia y el tamaño de las crestas de presión árticas.

Las crestas de presión árticas se crean cuando los témpanos de hielo se presionan entre sí y se apilan. Son un rasgo característico del hielo marino ártico, un obstáculo para la navegación y un componente esencial del ecosistema.

En un nuevo estudio publicado en Nature, expertos del Instituto Alfred Wegener informan sobre esta tendencia y analizan los datos de observación de tres décadas de estudios aéreos.

Los datos de satélite de las tres últimas décadas documentan los drásticos cambios del hielo marino ártico debidos al cambio climático: la superficie cubierta de hielo en verano disminuye constantemente, y los témpanos son cada vez más delgados y se mueven más deprisa.

Hasta hace poco, no estaba claro cómo se habían visto afectadas las características crestas de presión, ya que solo en los últimos años ha sido posible vigilarlas de forma fiable desde el espacio.

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La función de las dorsales de presión árticas

Las crestas de presión árticas se producen por presiones laterales sobre el hielo marino. El viento o las corrientes oceánicas pueden apilar los témpanos, formando crestas de un metro de espesor.

La parte de las crestas, que rompen la superficie lisa del hielo cada cientos de metros, que se extiende por encima del agua se llama vela, y mide entre uno y dos metros.

Aún más impresionante es la quilla que se extiende por debajo de la línea de flotación, que puede alcanzar los 30 metros y crear un obstáculo infranqueable para la navegación.

Las crestas de presión no solo afectan al balance energético y de masas del hielo marino, sino también al ciclo biogeoquímico y al ecosistema: cuando sus velas atrapan el viento, los témpanos pueden desplazarse por todo el Ártico.

Los osos polares utilizan las crestas de presión como fuente de protección para pasar el invierno o dar a luz a sus crías.

Además, las estructuras ofrecen protección a los organismos asociados al hielo en varios niveles de profundidad y favorecen la mezcla turbulenta del agua, lo que aumenta la disponibilidad de nutrientes.

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Los cambios en las crestas

Un equipo de investigadores del Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina (AWI), ha reprocesado y analizado las lecturas obtenidas por láser en 30 años de vuelos de investigación sobre el hielo ártico.

Los vuelos de investigación, que cubren una distancia total de unos 76.000 kilómetros, muestran por primera vez que la frecuencia de las crestas de presión árticas al norte de Groenlandia y en el Estrecho de Fram está disminuyendo en 12,2% y su altura en 5% por década.

Los datos del Mar de Lincoln, una zona en la que se acumula hielo especialmente antiguo, muestran un panorama similar. Aquí, la frecuencia está disminuyendo 14,9% y la altura 10,4% por década.

«Cada vez hay más hielo en el Ártico que se derrite en verano y no tiene más de un año. Este hielo joven y delgado puede deformarse con mayor facilidad y forma más rápidamente nuevas crestas de presión», señaló Thomas Krumpen, experto en hielo marino del AWI y autor principal del estudio.

Y agregó: «El hecho de que las crestas de presión estén, no obstante, en declive se debe a la drástica fusión de los témpanos más viejos».

«La pérdida de este hielo multianual es tan grave que estamos observando una disminución general de la frecuencia de las crestas de presión, a pesar de que el hielo joven y delgado es más fácil de deformar», enfatizó el científico.

Cómo afectan los cambios al ecosistema ártico

Para sacar conclusiones sobre los cambios en todo el Ártico, los investigadores combinaron todos los datos de observación para elaborar una métrica. Después, con ayuda de datos de satélite, la aplicaron al Ártico en su conjunto.

Sin embargo, para estimar los efectos directos de los cambios observados en el ecosistema ártico, es necesario desarrollar modelos que reflejen los procesos físicos y biológicos en el hielo marino de distintas edades.

Aunque sabemos que las crestas de presión albergan una serie de organismos, aún se carece de una comprensión más profunda del papel que desempeña la edad de las mismas.

Sin embargo, este aspecto es especialmente importante, ya que el porcentaje de crestas que no sobreviven a su primer verano va en aumento.

La Dra. Luisa von Albedyll, física del hielo marino del AWI y colaboradora en el estudio, dijo: «En realidad, el hielo debería derivar más lentamente cuando las velas se encogen, ya que hay menos superficie para la transferencia de impulso».

«Esto indica que otros cambios están produciendo justo el efecto contrario. Las corrientes oceánicas más fuertes o una superficie inferior del hielo más lisa debido a un deshielo más intenso podrían ser factores coadyuvantes».

«Para responder a estas preguntas abiertas y comprender mejor las complejas interrelaciones, hemos puesto todo el conjunto de datos a disposición en un archivo público, garantizando así que otros investigadores puedan utilizarlo e integrarlo en sus estudios», concluyó.

Futuras áreas de investigación

El próximo verano está prevista una expedición con el buque de investigación Polarstern, centrada en investigar las diferencias biológicas y biogeoquímicas entre los témpanos y las crestas de presión árticas de distintas edades y procedencias.

Al mismo tiempo, se realizarán amplios vuelos de reconocimiento aéreo con el avión de investigación.

Según Krumpen, la combinación de observaciones permitirá comprender mejor las complejas interacciones entre el hielo marino, el clima y el ecosistema.

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