La cogeneración renovable podría ganar metodología para los créditos de carbono en Brasil
Un grupo de trabajo formado por Cogen (Asociación de la Industria de Cogeneración de Energía) y Carbono Zero estudia cómo definir una metodología brasileña para la emisión de créditos que demuestren la contribución de la generación de energía a partir de biomasa de caña de azúcar y residuos sólidos urbanos a los objetivos climáticos.
En todo el mundo, los proyectos de energías renovables se enfrentan al reto de demostrar su adicionalidad para emitir créditos, lo que afecta a la integridad de estos bonos.
Actualmente, en Brasil hay más de 20 empresas de distintos sectores asociadas a Cogen mirando hacia dentro y haciendo el ejercicio de identificar qué tipo de iniciativas pueden mejorar su trayectoria hacia el cero neto.
«La transición energética para nosotros ya no es renovabilidad. La transición energética es descarbonización. No es renovabilidad porque el 87% de nuestra matriz eléctrica es renovable. En la matriz energética, somos el 49% renovables y el mundo el 16%», comentó Newton Duarte, CEO de Cogen, en nota de epbr.
«Ya tenemos renovabilidad. Ahora vamos a centrarnos en el tema del carbono, la medición, la venta de créditos, la definición de créditos, especialmente la cogeneración», añadió.
Duarte señala que, a diferencia del resto del mundo, cuya cogeneración es en torno al 70% fósil (carbón y gas), Brasil tiene un 70% de cogeneración renovable.
«Nuestra capacidad es infinita. Probablemente solo utilizamos el 2% de nuestra tierra cultivable. Con la caña de azúcar, el 1,6%. La madera un poco menos. Así que tenemos todo un mundo para desarrollar estas fuentes que crearán las condiciones para que nuestra cogeneración sea aún más renovable».
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Cogeneración en procesos
Más que plantar bosques para vender certificados, la intención es calcular cuánto CO2 está evitando la cogeneración en los procesos de producción.
«Esto es muy importante en el mercado de las fábricas de azúcar y etanol, porque su descarbonización implica, en primer lugar, eliminar el metano de la vinaza y, en segundo lugar, sustituir el gasóleo por biometano», dijo Newton Duarte.
«Entonces [la planta] entra en otra fase de descarbonización. Se convierte no solo en renovable, sino también en muy sostenible. Y en tercer lugar, se trata de aprovechar el mercado, lo que implica definir cuáles serán los créditos de nuestra cogeneración», afirmó el ejecutivo.
En una primera encuesta a las plantas de cogeneración, empresas de gas natural, fabricantes de equipos y comercializadoras de electricidad que participan en el grupo, Cogen y Carbono Zero identificaron que, aunque el 70% afirma ser firmante del Pacto Mundial de la ONU (otro 10% está en proceso de serlo) y el 60% publica su inventario de emisiones en la plataforma GHG Protocol, solo la mitad de los participantes en la encuesta establece objetivos basados en la ciencia, según SBTI (Science Based Targets).
Además, solo el 30% de las empresas que respondieron a las preguntas compran activos medioambientales, como Certificados Internacionales de Energías Renovables (I-REC) o Bonos de Carbono.
La mayoría (70%) respondió que no realiza este tipo de compras. «El objetivo del grupo es precisamente estudiar cómo se está aceptando esto (los créditos de carbono) y pensar en alternativas, para tener metodologías que sean demostrablemente controladas, porque no tiene sentido que busquemos proyectos de créditos de carbono, que abundan y no están probados, sin un buen proceso de certificación», explicó Ivan Silvestre, director de Nuevos Negocios y especialista en descarbonización de Carbono Zero.
«Tenemos que juntarnos con empresas que sean muy fuertes, para que se puedan utilizar metodologías brasileñas y dejemos de utilizar la estadounidense para implementar los créditos de carbono. Nuestro objetivo es que este grupo se unifique a la hora de hablar del mercado de créditos de carbono para la cogeneración», enfatizó el director de Carbono Zero.
Una de las intenciones es llevar esta agenda a la COP30 de noviembre de 2025, que se celebrará en Belém, Brasil.
