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Científicos demuestran que el metal puede curarse a sí mismo

Un equipo de científicos de la Universidad A&M de Texas y de los Laboratorios Nacionales Sandia de Nuevo México han observado cómo el metal se agrieta y se vuelve a fusionar, en un descubrimiento que podría allanar el camino para la autocuración de máquinas, vehículos y puentes.

La investigación, publicada en la revista científica Nature, demuestra que el metal puede autoreparar grietas microscópicas que se forman cuando el material se somete a tensiones repetidas.

Según el informe, este avance podría tener importantes implicaciones para la ingeniería, ya que el 90% de los fallos mecánicos son consecuencia de la fatiga de los componentes metálicos, que se produce cuando la tensión repetitiva provoca la formación de grietas.

Aprovechando el proceso de autocuración y modificando la microestructura de los metales en consecuencia, los científicos predicen que podría ser posible prevenir las grietas por fatiga.

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El verde, punto en el que se formó la fisura; las flechas, dirección de la fuerza de tracción | Imagen: Dan Thompson

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Autocuración

El estudio demuestra que puede conseguirse a temperatura ambiente en condiciones de vacío, en un proceso conocido como soldadura en frío, que se utiliza sobre todo en electrónica y tecnología de naves espaciales.

“Nos gustaría entender cómo afecta la microestructura metálica a la curación”, afirma Michael J. Demkowicz, profesor de la Texas A&M y coautor principal del estudio.

“Armados con ese conocimiento, podemos imaginar la adaptación de la microestructura para aprovechar la autocuración en aplicaciones tecnológicas, por ejemplo, para crear materiales más resistentes a los daños por fatiga”, señala Demkowicz.

La soldadura en frío se produce cuando dos piezas metálicas desnudas se acercan tanto que sus átomos se atraen y sus superficies se fusionan. Solo es posible si los metales están completamente limpios.

Los investigadores de los Laboratorios Nacionales Sandia hicieron el descubrimiento durante unas pruebas para ver cómo se forman grietas en trozos de platino de 40 nanómetros de grosor, y observaron cómo una grieta se fusionaba, no dejaba rastro y volvía a abrirse en otro lugar.

Los próximos pasos consistirán en explorar si el metal puede autorrepararse cuando se expone al aire, no solo en el vacío, y si el proceso es posible para aleaciones metálicas como el acero.

“Las consecuencias más importantes a corto plazo afectan a las teorías fundamentales sobre la fatiga de los metales. Habrá que revisarlas para tener en cuenta la curación de grietas”, señaló el investigador.

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