Chile

Chile se convierte en el primer país del mundo en adoptar el estándar «Deforestación Cero»

En un hecho sin precedentes, Chile acaba de dar un paso crucial en la protección de sus bosques

A partir de marzo de 2025, el país implementará un nuevo estándar de certificación forestal que garantiza la gestión sostenible de los bosques plantados bajo el principio de Deforestación Cero, convirtiéndose así en el primer territorio a nivel mundial en adoptar esta normativa avalada por el sistema internacional PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification).

Este logro no es casualidad. Chile lleva más de dos décadas trabajando bajo los lineamientos de PEFC, pero la nueva certificación eleva los requisitos al incorporar herramientas de trazabilidad sin precedentes.

Uno de los cambios más significativos es la obligatoriedad de geolocalizar los bosques que proveen materia prima a la industria, permitiendo rastrear digitalmente el origen de la madera y asegurar que no provenga de zonas deforestadas.

«Históricamente hemos operado bajo el principio de deforestación cero, pero ahora contamos con mecanismos robustos para demostrarlo. Esto es fundamental para mantener nuestro acceso a mercados exigentes como la Unión Europea, que desde 2023 implementó su propio Reglamento contra la Deforestación (EUDR)», dijo André Laroze, CEO de PEFC Chile.

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Chile: normativa explícita

La normativa chilena va más allá de los requerimientos internacionales, y establece una prohibición explícita de deforestación y degradación de bosques nativos, especialmente aquellos convertidos en plantaciones después del 31 de diciembre de 2010.

Además, introduce auditorías independientes más rigurosas y un sistema de registro digital que permitirá a las autoridades y compradores internacionales verificar el cumplimiento en tiempo real.

Actualmente, Chile cuenta con 1,1 millones de hectáreas de bosques plantados certificados bajo este sistema, que no solo protege los recursos forestales sino que también vela por aspectos sociales y ambientales clave.

La certificación asegura el respeto a los derechos de trabajadores y comunidades locales, la conservación de áreas de alto valor ecológico, y la protección de cuencas hidrográficas.

Un aspecto destacable es el énfasis en la prevención de incendios forestales, tema crítico para el país tras los devastadores siniestros de las últimas décadas.

Desafíos

El camino no está exento de desafíos. Al tratarse de una certificación voluntaria, su impacto dependerá de la capacidad de incorporar a pequeños y medianos propietarios forestales. 

«Estamos trabajando en programas especiales para hacer accesible la certificación a todos los actores de la cadena productiva», señala Laroze. Este punto es crucial, pues sin una adopción masiva, el riesgo de mercados paralelos no certificados podría persistir.

Expertos en política ambiental coinciden en que la medida posiciona a Chile como referente global en gestión forestal sostenible. Mientras otros países debaten cómo implementar sus compromisos contra la deforestación, Chile ya cuenta con un sistema operativo y reconocido internacionalmente.

Este liderazgo podría traducirse en ventajas comerciales, especialmente para exportaciones a Europa, donde las nuevas regulaciones son cada vez más estrictas.

El anuncio llega en un momento clave para la política ambiental chilena, que busca equilibrar el desarrollo económico con la protección de sus ecosistemas.

Con esta certificación, el país no solo protege sus bosques, sino que sienta un precedente que podría inspirar a otras naciones forestales a seguir el mismo camino hacia la sostenibilidad.

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