Brasil aspira recaudar 2.000 millones de dólares con su primera venta de bonos sostenibles
Brasil busca recaudar unos 2.000 millones de dólares con su primer bono soberano sostenible, en una prueba del entusiasmo de los inversores internacionales por la agenda verde del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El país sudamericano espera concluir la emisión inaugural de deuda antes de finales de 2023, según su Ministerio de Finanzas, y destinar los ingresos a fines ecológicos y sociales.
El gobierno de Lula busca rehabilitar las credenciales medioambientales del país en la escena mundial, tras las políticas aislacionistas y el aumento de la deforestación de la selva amazónica bajo el mandato de su predecesor, Jair Bolsonaro.
El ministro de Finanzas, Fernando Haddad, dijo que si bien el tamaño del bono aún no se había determinado, había una expectativa de recaudar alrededor de 10.000 millones de reales (2.000 millones de dólares), según nota de FT.
También te puede interesar: Brasil cuenta con potencial para liderar la transición sostenible a nivel global
Brasil en el mercado de bonos verdes
Brasil se convertirá en el octavo país de América Latina que emite un bono con etiqueta de sostenibilidad, tras los acuerdos similares de Chile, Colombia, Uruguay, Ecuador, Guatemala, México y Perú.
Todavía no se han confirmado las condiciones exactas, como el tipo de interés y el plazo de vencimiento, pero es probable que se realicen ajustes finales en los próximos días, según declaró el Secretario Nacional del Tesoro, Rogério Ceron, al Financial Times.
Uno de los objetivos finales es la creación de una curva de rendimiento de referencia para estimular las ventas de deuda sostenible por parte de los prestatarios del sector privado, añadió.
«El primer gran objetivo es contribuir a una financiación competitiva que permita la transición ecológica en Brasil. Estamos totalmente preparados para emitir tan pronto como surja una ventana de mercado adecuada (…) hay buenas condiciones para que ocurra este año», declaró Ceron.
Durante los ocho primeros meses del mandato de Lula, que comenzó el 1° de enero, los índices de deforestación en la Amazonia cayeron 48%, según datos oficiales, ya que las autoridades tomaron medidas drásticas contra los madereros y mineros ilegales.