Republicanos presentan plan para eliminar los créditos fiscales a la energía verde de la era Biden
Los republicanos del Comité de Medios y Arbitrios del Congreso de EE.UU. revelaron su nuevo plan fiscal, que busca integrarse al proyecto de ley tributaria y de gastos propuesto por la administración Trump, denominado «One, Big, Beautiful Bill«.
La propuesta incluye recortes significativos a los incentivos fiscales impulsados durante el gobierno de Biden, enfocados en vehículos eléctricos y producción de energía limpia.
Durante su mandato, el presidente Biden implementó legislación que destinó cientos de miles de millones de dólares para acelerar la transición energética en EE.UU. y cumplir con metas climáticas.
Destaca la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), firmada en 2022, que asignó casi $270 mil millones en créditos fiscales, préstamos, subsidios y apoyos a energías renovables y soluciones de descarbonización industrial.
El presidente Trump ha prometido revertir estas políticas, incluyendo el retiro de EE.UU. del Acuerdo de París en su primer día de gobierno y la cancelación del llamado «Green New Deal«, en referencia a la IRA.

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Principales Cambios en el Plan Fiscal Republicano
Uno de los cambios más significativos propuestos es la eliminación del crédito fiscal de 7.500 dólares para la compra de vehículos eléctricos nuevos, el cual desaparecería a partir de finales de 2025.
Solo se mantendría un beneficio reducido para aquellos fabricantes que no hayan alcanzado las 200.000 unidades vendidas. Asimismo, se eliminaría por completo el crédito de 4.000 dólares para vehículos eléctricos usados y el subsidio de hasta 40.000 dólares para vehículos comerciales limpios, como camiones y autobuses eléctricos.
En el sector energético residencial, el plan republicano pone fin a los créditos fiscales que actualmente benefician a hogares que instalan paneles solares, sistemas de calentamiento de agua con energía solar, turbinas eólicas pequeñas, bombas de calor geotérmicas y sistemas de almacenamiento en baterías.
Estos incentivos, que han permitido a millones de familias reducir sus costos de energía, desaparecerían sin opción a prórroga.
Para las empresas, el golpe sería igualmente duro. El proyecto de ley establece un recorte progresivo de los créditos a la producción de electricidad con cero emisiones, comenzando con una reducción del 20% en 2029 y culminando con la eliminación total en 2031.
Además, se cancelaría el crédito fiscal para la producción y uso de hidrógeno limpio, una tecnología emergente que varias industrias pesadas consideran clave para reducir sus emisiones.
Reacciones Encontradas
El presidente del Comité de Medios y Arbitrios, el congresista republicano Jason Smith, defendió el plan argumentando que los créditos actuales benefician desproporcionadamente a las élites y grandes corporaciones.
«Durante años, los contribuyentes han subsidiado los autos de lujo de los millonarios y los proyectos energéticos de empresas con conexiones políticas. Nuestra propuesta acaba con estos privilegios y devuelve el equilibrio al sistema«, declaró Smith.
Por otro lado, grupos ambientalistas y líderes de la industria de energías limpias han reaccionado con alarma. Rich Powell, director ejecutivo de la Clean Energy Buyers Association, advirtió que eliminar estos incentivos ralentizará la innovación estadounidense en tecnologías críticas.
«La demanda de electricidad está creciendo rápidamente, y sin estos créditos, proyectos avanzados en energía geotérmica, nuclear y almacenamiento podrían quedarse estancados. Esto no solo afecta al medio ambiente, sino también la competitividad de EE.UU. frente a China y Europa«, señaló Powell.
¿Qué Sigue?
El plan fiscal republicano se espera que sea debatido en el Congreso en las próximas semanas, donde los demócratas ya han prometido una fuerte resistencia.
Mientras tanto, la administración Trump insiste en que su prioridad es reducir lo que considera «gasto innecesario» y promover lo que llama un «enfoque realista« en energía, que incluye continuar apoyando los combustibles fósiles mientras se desarrollan alternativas más limpias a un ritmo «económicamente sostenible».
Este movimiento marca un giro radical en la política energética de Estados Unidos y podría tener repercusiones globales en los esfuerzos por combatir el cambio climático.
Con la eliminación de estos incentivos, no solo se frenaría la adopción de tecnologías verdes, sino que también se enviaría una señal clara a los mercados internacionales sobre el rumbo que tomará el país en los próximos años.